Primera jornada: Dicho y hecho, mandó a su albañil particular que parcheara la calle, cortando el tráfico con unos tubos abandonados de la instalación de gas que había en las inmediaciones. Todo muy artesanal.
Segunda jornada: Satisfecho con el resultado, el vecino le pide al su albañil: pues ahora ponme unos reductores de velocidad porque con la calle recién arreglada, los coches se van a poner a cien. Y el albañil se pone a la tarea con dominio del reciclado de escombros y tuberías. Todo un ejemplo ciudadano.
Tercera jornada: Aparece la policía y toma nota, "poner obstáculos en la vía pública es un delito y un peligro". Después aparece la brigada de obras municipal y destruye la obra artesanal. Injusto. Lloros y aplausos mezclados.
Concurso: regalaremos un saquito de escombros y un vater en buen uso a quién adivine en menos de tres horas de qué barrio se trata.
Postdata.- los chicos, y la chica, de la brigada os saludan afectuosamente.
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