Con nuestra humilde opinión, la situación del ambiente laboral del ayuntamiento se puede
explicar como una larga historia de generar odio y humillación.
La cosa viene de largo y no vamos a intentar ir a los orígenes de hace muchos años, pero todo indica que hay actuaciones que solo se explican si están motivados por dichas vivencias.
Seguramente todos hemos contribuido en ello, añadiendo envidias y comentarios de sospechas, entre otras cuestiones.
En ocasiones la forma de gobernar, la forma de hacer oposición, los silencios de todos, el
consentir la falta de respeto hacia responsables, hacia los compañeros y compañeras; no sólo
tiene responsabilidad el que hace una acción, también el que la permite y consiente. Muchos
vecinos también han contribuido con esta situación.
Ahora se traen a un nuevo jefe de la policía local, que de seguro, tiene sus capacidades
cognitivas en su orden, tiene capacidad para mandar y hacerse respetar, pero, a costa de qué?.
No necesitamos más ingredientes de miedo, de fastidiar, de tener que cambiar todo para
demostrar que hacía falta cambios.
Los policías locales también son empleados públicos, y es uno de los colectivos que más ha
sentido los recortes y la política de personal de este ayuntamiento.
Ahora se están cambiando las condiciones laborales, no se respeta el tiempo para cambiarse
de ropa, les cambian los horarios o turnos, no les dan permiso de asuntos propios aún estando los servicios mínimos completados, para el almuerzo se tienen que esconder en un sótano, o en una salita, como si fuera un delito el almuerzo, aislados y encerrados, aún sin disponer de un local en condiciones, si llamamos a Inspección de Salud Laboral le abren expediente el ayuntamiento, pero aquí no pasa nada.