Ella muerta a tiros y su asesino que opta por quitarse la vida una vez ha llevado a cabo su crimen, cuando ya es demasiado tarde para arrepentimientos. La lacra de la violencia machista vuelve a golpear a la Comunitat Valenciana, en esta ocasión en Paterna.
La víctima, Ana Aibar Moscoso, de 37 años, no había presentado denuncias previas por malos tratos pero los que la conocían aseguran que llevaba tiempo «triste y preocupada» por una ruptura que se presentaba difícil, según les había reconocido a sus allegados.
Tanto es así que hace unos tres días la policía tuvo que acudir al domicilio familiar, situado en la calle Enric Valor de Paterna después de que la hermana pequeña de la fallecida telefoneara informando de que su cuñado se había puesto violento y quería llevarse por la fuerza a su hija, de seis años, a Barcelona, donde reside la familia paterna. «Estaba hasta los cojones de él», aseguran fuentes próximas a la familia de la víctima, quienes remarcan que los problemas se remontan a los últimos dos años de convivencia.
Tanto es así que hace unos tres días la policía tuvo que acudir al domicilio familiar, situado en la calle Enric Valor de Paterna después de que la hermana pequeña de la fallecida telefoneara informando de que su cuñado se había puesto violento y quería llevarse por la fuerza a su hija, de seis años, a Barcelona, donde reside la familia paterna. «Estaba hasta los cojones de él», aseguran fuentes próximas a la familia de la víctima, quienes remarcan que los problemas se remontan a los últimos dos años de convivencia.
«Ya no sonreía, estaba mustia, lo llevaba en la cara», apunta María José, quien señala que Ana no era ni mucho menos así y que su estado actual era consecuencia de lo mal que lo estaba pasando estos días con su marido.
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