Mari Carmen Hernández, profesora del centro, comenta que “los niños del barrio tienen un ritmo interior increíble, y pensamos que esta expresión musical era muy adecuada para canalizar esa especial sensibilidad que tienen”. Por otro lado, el centro quiere de un modo práctico inculcar las virtudes asociadas a la música, ya que “para conseguir que un grupo de batucada suene de forma armónica sus integrantes han de saber en qué momento deben entrar, cuando hay que parar y esperar: el orden es fundamental, y sólo se consigue con atención, esfuerzo y asistiendo a todos los ensayos”.
Indirectamente se envía el mensaje a los alumnos de que aplicando estos mismos principios a cualquier otra asignatura o cualquier reto en la vida, se alcanzarán los resultados propuestos. Por otro lado, el absentismo escolar es un problema que con esta iniciativa se ha podido mitigar, comentan desde el profesorado, ya que “a los niños les gusta esta iniciativa y no quieren perdérsela, de modo que la batukada es un recurso para fomentar la asistencia y también para que se esfuercen en otras asignaturas”, explica la docente.