domingo, 29 de junio de 2014

Los ateos dan 5 euros por crucifijo público y la iglesia se opone, insólito

también hay quien los vende (La Canyada)
Aunque se declara ateo, Antonio Pérez Solís confía en un «milagro»: que los lugares públicos de la Comunitat Valenciana se sumen a la campaña lanzada por la Associació Valenciana d'Ateus i Lliurepensadors (Avall) que él preside bajo el lema «Descuelga un crucifijo por los servicios públicos».

La asociación ofrece cinco euros por cada crucifijo u otro símbolo religioso que deje de estar expuesto en las instalaciones de un organismo público o financiado con dinero público como los centros escolares, hospitales, centros de salud, ayuntamientos, cuarteles o juzgados. Es su forma de participar en la polémica terciada en el Hospital Provincial de Castelló.

Allí, Compromís ha instado a la retirada de los crucifijos colocados en las habitaciones de los pacientes pero, en cambio, la dirección del centro ha desestimado la propuesta. Mientras el ciberlobby católico Hazteoir.org ha impulsado una recogida de firmas en contra de la iniciativa laicista.

La campaña de la asociación de ateos proclama que «la Constitución refleja la aconfesionalidad del Estado» y que «los símbolos religiosos no tienen ninguna funcionalidad objetiva que ayude a prestar un servicio público mejor o más eficientemente». Por ello, insta a descolgar los crucifijos, más si cabe porque «según el último barómetro del CIS, menos del 15 % de la población española es religiosa practicante y más del 25 % se declara atea o no creyente». Esta diversidad, asegura Avall, «hace que se produzcan rechazos y reclamaciones ante símbolos de una cosmovisión diferente».

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