Altos cargos y funcionarios de la administración popular preparan la maleta en previsión de la mudanza que se avecina si finalmente la Generalitat, tras veinte años monocolor, cambia de inquilinos. Muchos se han ido ya a sabiendas de que en mayo de 2015 la competencia para recolocarse será enorme. Otros, que tienen plaza asegurada, se mueven para garantizarse un buen sitio para asistir al cambio.
El virus de la incertidumbre respecto al resultado de las próximas elecciones autonómicas no sólo habita en los cuerpos de los dirigentes y cargos públicos del PPCV, un partido que en mayo de 2015 cumplirá veinte años en la Generalitat. Los aires de cambio han empujado ya a decenas de altos cargos, algunos de ellos históricos en la Administración popular, a buscar acomodo en el sector privado.
Muchos han anticipado la mudanza por lostiempos difíciles que se viven (el miedo a firmar y resultar imputado es una realidad, como lo es también que para muchos profesionales los sueldos públicos son exiguos), pero la certeza de que hay más posibilidades de encontrar un nuevo empleo cuando se está activo pesa mucho en la decisión.
Ahora bien, los casos de diputados que dejan el acta o cargos que se apean voluntariamente del coche oficial son los más visibles, pero no los únicos, ni si quiera los más numerosos. La Generalitat alberga más de cien mil empleados públicos, algunos de los cuales llevan buena parte de su vida profesional al calor de la Administración popular.
Dos décadas son más que suficientes para que los diferentes responsables del Consell hayan hecho una función pública a la medida del poder y controlado aquellos puestos claves en el organigrama. Sin embargo, con una posible mudanza forzada a la vuelta de la esquina, el nerviosismo ha cundido entre muchos altos funcionarios que temen no encontrar su lugar en el mundo si finalmente el partido de la gaviota se marcha a la oposición.
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