El cabreo social contra la clase política se concretó hace unos días, en el caso del expresidente valenciano Francisco Camps, de forma escatológica. El 3 de agosto el expresidente acudió al Club de Tenis Valencia, centenario y elitista espacio deportivo, situado junto a los Jardines de Viveros. Camps jugó un rato, se duchó y cuando se dirigió a la taquilla a vestirse descubrió que alguien había depositado junto a su ropa excrementos aparentemente humanos.
El elitista club valenciano, en el que, si hubiera plazas, inscribirse costaría 24.000 euros, se había convertido en los últimos años en una especie de refugio para Camps. Sobre todo desde que en 2009 empezaron sus problemas judiciales con el llamado caso de los trajes, una ramificación del caso Gürtel, que le llevaron a dimitir hace un año y del que finalmente fue absuelto en enero por un jurado popular.
ElPaís
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