Claro que hay diferencias entre el PSOE y el PP: el primero es un partido liberal; el segundo, no. Aparte de eso, no veo mayores discrepancias: Rato y Solbes tenían equipos y políticas económicas intercambiables. Los fabricantes de mayorías precocinadas (y amenazadas respecto a cualquier otra veleidad) han intervenido la Italia de Berlusconi lo mismo que la España de Zapatero o la Grecia de Papandreu. Respondan ante quienes lo hagan, nuestros gobiernos no dan razones a los únicos que las merecen: los electores. Parecen más preocupados por no disgustar a los dueños del cotarro, no vaya a ser no les tengan en cuenta a la hora de los retiros dorados y el reparto de despojos.
Por eso, estas elecciones son un puro trámite: porque, además de servir de poco, carecen por completo de significado, como no sea el muy dudoso de asistir a la liturgia democrática de la participación como el sacristán viejo dice los rezos. Por eso, la única forma que veo de revertir la situación —siquiera simbólicamente— es votar por cualquier opción que no refuerce el gastado duopolio que tratan de vendernos como diversidad. Me apetece que sus cálculos yerren tanto como sea posible. No quiero contribuir a confirmar ningún tipo de presunción ajena, y si se hace desde una displicente superioridad, aún menos.
Tengo mis preferencias, por supuesto, y en esta jornada previa al silencio preelectoral sería deshonesto no manifestarla. Votaré a Compromís disimulando alguna incomodidad, todo hay que decirlo. Y espero que obtengan un magnífico resultado, es vital. La gente está mucho más protegida con una oposición enérgica que no dé cuartel y que actúe como auténtico contrapeso, que con cortesanos pasteleros especialistas en no decir ni una mala palabra y en no comprometerse en una sola buena acción y que se declaran «de los tuyos». Ni un aval a quienes no tienen problemas para conseguir avales de la banca, y si el cuerpo, pese a todo, les pide votar a un partido de derechas, siempre está UPyD y, también, el PSOE, que, como he dicho, al menos es liberal.
Emili Piera
http://www.levante-emv.com/opinion/2011/11/18/silencio/857532.html
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