Los vecinos consideran que el inmueble es un ejemplo del «abandono que sufre el barrio por parte de la administración»
En la más absoluta ruina. Así se encuentra un edificio restaurado por el instituto Valenciano de la Vivienda en 2008 para ofrecer, en concepto de alquiler social, sus 16 pisos. Según la Asociación de Vecinos del Barrio de La Coma, la entidad dependiente de la Generalitat «se despistó» a la hora de entregarlos y la delincuencia hizo el resto. «La falta de protección del lugar ha permitido que un patrimonio de todos los valencianos haya acabado
completamente destrozado», declara Tomás Moreno, presidente de la asociación.
El paisaje que ofrece la finca, el número 1 de la plaza de la Yesa de La Coma, es más propio de una guerra que de un saqueo. No queda ni rastro de las verjas que protegían las ventanas, de la puerta de hierro de la entrada ni de la instalación eléctrica. Hasta la fachada, que sufre butrones enormes por las que fueron desvalijados los pisos, ha sido víctima del expolio masivo. Desde dentro, el destrozo de las paredes de las residencias de la planta baja permite apreciar perfectamente la calle. «Por estos agujeros sacaron todo lo que quedaba, hasta las canalizaciones de fontanería», apunta un residente. «Está para hacerlo nuevo, es un nido de ratas y un foco infección», lamenta Moreno.
Según el presidente, el inmueble es «un botón de muestra del abandono que sufre el barrio por parte de la administración». «Dejan que ocurra en La Coma, pero esto no se permitiría en el centro de Valencia», sostiene el representante vecinal, que subraya que condena la actitud de «los vándalos que lo han desvalijado por completo».
Pero no sólo el saqueo ha sido el motivo de su deterioro. La finca ha sufrido durante años la ocupación ilegal. «Dentro hemos visto hasta pañales de bebé, además de otros indicios que indicaban que aquí vivía gente», asegura el portavoz de la coalición Compromís per Paterna, Juanma Ramón.
El también concejal de la formación considera que «la culpa» del estado del edificio es «tanto del IVVSA como del gobierno local». «El bloque es de la Generalitat, pero se cedió al ayuntamiento, que anunció que iba a reformar las 16 viviendas. Sin embargo, la empresa pública Gespa, que era la que se iba a encargar de hacerlo, se desentendió debido a su situación económica, y el 30 de noviembre de 2011 rescindió el convenio de cesión devolviendo el edificio al IVVSA en un estado deplorable y sin dar ninguna explicación a las familias que esperaban una vivienda», informa.
Ramón critica especialmente «la foto que se hizo el alcalde con las 16 familias que, desde 2010, tendrían que estar viviendo en este edificio». «Ya dijimos, y, desgraciadamente, el tiempo nos ha dado la razón, que si el alcalde Lorenzo Agustí no exigía al IVVSA que acabara la finca la consecuencia sería el estado actual de ruina, abandono y suciedad en la que se encuentra. Igual que todo apuntaba a que, tras hacerse la foto con las familias, todas estas personas tendrían que buscarse la vida y un techo ante el fracaso del equipo de gobierno», asegura.
El edil considera «muy grave» la degradación que padece el edificio, «con mucha suciedad y basura acumulada», aunque sostiene que «el problema es que se trata de una situación generalizada» con las viviendas de la Generalitat en el barrio. «Esta finca es un ejemplo más de las prioridades de este gobierno, con más de 200 viviendas vacías en La Coma y ni un euro para rehabilitación», concluye.