Como consecuencia de la deflagración murió un operario de 35 años. El accidente se produjo en un terreno anexo a la nave de la empresa en el que había ocho depósitos con capacidad para cuatrocientas toneladas de líquido.
Tras constatarse deficiencias en las instalaciones de la firma, el Ayuntamiento de Paterna ordenó el cierre y precinto de las mismas el 14 de abril del pasado año, según confirmaron fuentes municipales que concretaron que Viviar Bicabonat había alquilado sus instalaciones a la empresa que manipulaba la glicerina.
Como consecuencia del abandono de las instalaciones y —de acuerdo con la investigación abierta— por no adoptar las mínimas medidas de cuidado en la custodia del almacenamiento de las sustancias peligrosas en las instalaciones de la citada mercantil, el 20 de septiembre del pasado año se produjo el vertido de 200.000 litros de glicerina.
El vertido se extendió más allá del perímetros de la empresa y afectó el camino de La Vereda, a parcelas de la propia empresa y a unos terrenos propiedad de una particular.
El vertido de glicerina tiene graves consecuencias sobre los terrenos afectados. Este residuo posee un pH de 11,9, lo que permite calificarlo como cáustico. Así, es susceptible de generar lesiones sobre los tejidos vivos de los vegetales y animales expuestos. Igualmente, la exposición de la piel puede generar lesiones de diversa consideración.
El juzgado, con la colaboración del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) trata de averiguar si existen pozos de riego o abastecimiento próximos a la zona del vertido.
Con esta actuación se pretende acreditar los posibles daños causados en las aguas subterráneas que pudieran haberse visto expuestas por la infiltración de residuos.
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